ESA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL: ¿ES LA SALIDA O UN TREN QUE SE ACERCA?
Últimamente se suceden las noticias y debates acerca de si está produciéndose la tan deseada recuperación económica, y muchos directivos y propietarios de pequeñas y medianas empresas se preguntan si serán capaces de subirse al carro de la recuperación después de tantos años de sufrimiento.
Pero todo tiene una doble lectura, a nuestro parecer, por lo que sin ánimo de ser pesimistas haremos un pequeño repaso a la situación actual, con sus ventajas e inconvenientes.
En la parte positiva:
- Es cierto que el PIB está creciendo a tasas inimaginables hace tan solo unos meses, y es probable que España termine el ejercicio 2015 con un aumento del indicador cercano al 3% (los organismos de referencia dan entre el 2,5 y el 2,9 por ciento).
- El empleo también está creciendo a buen ritmo. Al cierre del mes de mayo, se han creado en España 600.000 puestos de trabajo en los últimos 12 meses, y las previsiones son muy halagüeñas en este sentido para final de este año, e incluso en ejercicios venideros.
- Las exportaciones siguen creciendo, si bien a un ritmo algo más moderado que en años anteriores. Dentro de este capítulo, hay que destacar que ganan mucho peso los sectores de telecomunicaciones, ingeniería, infraestructuras y automovilístico.
- Los precios de la energía, uno de los epígrafes que más incidencia tiene en la competitividad de las empresas, siguen en el entorno de los 65 dólares, si bien han sufrido un repunte desde principios de año. Es probable que incluso continúen la senda bajista durante los próximos meses por el exceso de producción con respecto a la demanda global.
- Los tipos de interés siguen en mínimos históricos, y es probable que continúen así durante un tiempo, debido a que los riesgos de una retirada de la respiración asistida para la economía en forma de compra masiva de bonos para los bancos centrales (tanto la FED estadounidense como el BCE) son muy elevados. Incluso en USA, donde la FED tenía previsto retirar los estímulos a partir del mes de junio, se ha pospuesto la decisión al menos hasta septiembre, a la vista de los débiles datos macroeconómicos del gigante americano.
- El euro sigue muy barato con respecto al dólar, lo que beneficia a las exportaciones enormemente.
- Se está notando una clara mejoría en el acceso a la financiación de empresas y familias en España, tanto en la propia concesión de operaciones (incluso hipotecarias), como en cuanto a los tipos que aplican las entidades, llegándose incluso a una guerra de precios con diferenciales por debajo del 1% sobre el Euribor.
- Mejoran en general los índices de sentimiento del mercado, que muestran un claro optimismo con el futuro de la economía en general: desde los índices de compra a las inversiones previstas, pasando por las previsiones de contratación, han sufrido un repunte en muchos casos por encima de niveles que evidenciaban estancamiento o directamente depresión.
- Hay indicadores que llevan bastantes meses en positivo: desde la firma de hipotecas a la venta de vehículos.
- Las empresas y familias que han conseguido superar los años de crisis han reducido su endeudamiento considerablemente.
No obstante, vemos aún muchos riesgos, tanto latentes como claramente palpables, que pueden poner en peligro la tan ansiada salida de la crisis:
- El crecimiento del PIB está teniendo una incidencia muy desigual. Se sigue ampliando la brecha de la riqueza entre una minoría y una población cada vez más empobrecida, con tasas de pobreza peligrosamente cercanas al 30% de la población.
- El empleo que se está creando es de pésima calidad, en gran parte temporal o a tiempo parcial, y generalmente mal remunerado. Evidentemente, la recuperación del empleo tendrá su reflejo en el consumo interno, pero tendrá un alcance muy limitado debido a esta circunstancia.
- Las exportaciones no crecen a un ritmo suficientemente rápido como para compensar la caída del consumo interno de estos años. Incluso se está produciendo un efecto devastador: la balanza comercial vuelve a inclinarse hacia el déficit, ya que se están incrementando rápidamente las importaciones. Por otra parte, está disminuyendo el valor añadido de las exportaciones (se exporta más pero a menor precio). La primera posición exportadora la sigue ocupando el sector agroalimentario, en el que los productos sustitutivos de otros países a costes muy inferiores pueden suponer una dura competencia.
- El exceso de oferta del petróleo y la consiguiente caída de precios está suponiendo un enorme balón de oxígeno para la economía mundial. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el culpable de dicho exceso no sólo es la débil demanda, sino también la guerra que mantienen algunos países productores (especialmente Arabia Saudí) por expulsar del mercado a compañías estadounidenses que extraen el oro negro mediante la técnica conocida como fracking. Se estima que con un precio por barril en entornos de los 45 dólares estas últimas no serían capaces de rentabilizar su inversión, y por tanto dejarían de producir. Es un grave riesgo a tener en cuenta, aunque no parece que vaya a suceder en el corto plazo.
- Los tipos de interés de las principales economías del mundo siguen en mínimos históricos, gracias básicamente a los programas de “respiración asistida” de los bancos centrales. Pero bastaría una subida de los precios del petróleo y el aumento del consumo interno para que se generara inflación por encima del 2%, lo que provocaría que las autoridades monetarias retirasen los estímulos para mantenerla controlada, lo que se vería reflejado inmediatamente en los tipos de interés.
- En los últimos años estamos asistiendo a una despiadada guerra de divisas, que ha provocado, entre otros, una fuerte depreciación del euro con respecto al dólar. Dado que en esta guerra juegan factores muy distintos (programas de asistencia financiera a los mercados, especulación de grandes operadores del mercado…), podríamos asistir a un cambio brusco de tendencia en cualquier momento, lo que encarecería las exportaciones europeas al resto de mundo, lastrando la competitividad.
- A pesar de las ayudas públicas a la banca, y al esfuerzo realizado por las entidades financieras por solventar sus numerosos problemas, el nuevo entorno regulatorio (Acuerdos de Basilea, básicamente), la persistente debilidad del balance de muchas entidades y la entrada de nuevos y potentes competidores (Google, Amazon, plataformas de crowdlending, etc.), hacen que existan oscuros nubarrones en el sector bancario que pueden generar importantes problemas en el futuro, lo que dejaría en una difícil situación a un sector ya de por sí bastante tocado.
- Si bien los índices de sentimiento nos dan una pista de hacia dónde podría ir el mercado en los próximos meses, hay que tener en cuenta que son meras previsiones, que podrían girar drásticamente en caso de empeoramiento de la economía.
- Del mismo modo, determinados datos de mejora económica podrían sufrir retrocesos si de dieran algunas de las circunstancias que hemos descrito.
- Si bien se están produciendo cambios a un ritmo vertiginoso, tanto en las formas de relacionarse entre los agentes económicos como tecnológicos o políticos, se está ampliando la brecha de la desigualdad también muy rápidamente, y está claro que la sociedad actual y futura no puede permitirse esta situación.
En resumen, creemos que la recuperación económica es aún demasiado débil, y sus cimientos están puestos sobre bases poco sólidas. Por ello, sería recomendable extremar la prudencia y mantener un ojo puesto en el corto plazo y otro en el largo, porque lo que suceda hoy nos puede poner sobre la pista de la tendencia de mañana, y no tener en cuenta los riesgos a que nos enfrentamos puede tener consecuencias fatales.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir